La Salvación es gratis
La Palabra "GRACIA" significa gratis y bíblicamente se refiere al gran regalo que Dios le hizo al hombre: la salvación por medio de Jesucristo.
Una manera de salvarse, de no ir al infierno, de pasar la eternidad con Dios es lo que la Biblia llama "Salvación por gracia".(Efesios 2,5).
Por muchos años el hombre intentó salvarse mediante la Ley, es decir obedeciendo los mandamientos o siendo bueno, pero no pudo y se dio cuenta que si tenemos que salvarnos por la Ley entonces no hay escapatoria: estamos condenados al infierno (Romanos 3,10-23 y 7,15-19; Hechos 13,38-39).
De esta manera Dios le demostró al hombre que por sus propias fuerzas no puede salvarse, que si Dios no me regala la salvación voy definitivamente al infierno (Efesios 2,8 y Romanos 3,23).
Entonces Cristo murió por nuestros pecados, es decir ya no tenemos que hacer penitencia ni sacrificio por nuestros pecados, pues ya Cristo los pagó en la cruz (Romanos 3,24-25 y 4,25; 8,1; Gálatas 2,21; Efesios 1,7; Colosenses 2,13-14).
Por supuesto que Dios a nadie le impone la salvación, no debe ni puede. Dios regaló al hombre el don de la libertad desde el día en que lo creó, lo hizo libre para escoger entre el bien y el mal (Génesis 2,16-17), por ende no es correcto que Dios obligue al hombre a salvarse.
Ante Adán y Eva el pecado estaba ahí. Dios le advirtió que el pecado lo conduciría a la infelicidad, pero el hombre tenía potestad de pecar o no pecar, y escogió pecar.
Hoy la salvación está ante el hombre, ante usted, y usted sabe que es buena (es ético de Dios decirnos cuando algo es bueno o malo). Dios no lo va a forzar a usted a salvarse, pero ahí está el tiquete de la salvación. No tiene que ser bueno para salvarse, no tiene que pagar plata para salvarse, no tiene que hacer un gran esfuerzo. La Biblia dice que para uno salvarse solo tiene que arrepentirse y aceptar a Jesús en el corazón (Hechos 3,19; 10,43; Romanos 10,9-10).
Cuando Jesús venga sólo se llevará, y sólo resucitarán los que se salvaron por gracia, es decir los creyentes (Mateo 24,31 y I Tes 4,16-17).
Además los creyentes nunca irán al Juicio Final, pues ya están salvos, al contrario estaremos juzgando (Juan 3,18.36; 5,24; I Corintios 6,1-3).