Casa de Oración De Daniel Flores Perez Zeledon Costa Rica  
 
  El poder de la alabanza 28-03-2024 19:28 (UTC)
   
 

EL PODER DE LA ALABANZA

¿Estás atravesando una situación difícil?; ¿has puesto en manos de Dios tu petición y parece que no hay respuesta?; ¿estás desesperado (a)? Si esta es tu situación entonces prueba la siguiente:
"Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón" (Salmo 37,4).
En el verso anterior viene una promesa y una condición para que esa promesa sea cumplida: Dios promete contestar tu petición, pero antes debes deleitarte en Jehová. Pero, ¿qué es deleitarnos en Jehová?
Deleitarse es sinónimo de placer, de gustar, de agradar. Deleitarnos es gustar del Señor, es adorarlo con gusto, con placer, con alegría. Es lo contrario de quejarse, de lamentarse, de achacarle a Dios que no hace bien las cosas.
Comienza a alabar a Dios en medio de tu problema, con gozo y Dios contestará las peticiones de tu corazón, aunque no se las hayas dicho a Dios.
Nuestro Señor Jesucristo dijo algo muy parecido a lo expuesto por el salmista:
"Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6,33).
Note la similitud de ambos textos: la del Salmista y la de Jesús. Si leemos el contexto en Mateo 6,25-34 deduciremos fácilmente que nuestro Dios desea suplir todas nuestras necesidades, problemas, preocupaciones, pero que antes debe cumplirse una condición: Buscar el Reino de Dios y su Justicia. y ¿qué es buscar el Reino de Dios y su Justicia?. Esta pregunta queda contestada con lo que nos dice el salmista:
"Pero tú eres Santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel" (Salmo 22,3).
Dios vive en medio de la alabanza de su pueblo: eso es el Reino de Dios, porque a través de la alabanza el hombre reconoce la soberanía de Dios.
Pero esta alabanza va más allá de la oración seca y fría de algunos creyentes, pues nuestro Señor es enfático al decir que Dios es espíritu y por lo tanto busca adoradores que lo adoren en Espíritu y verdad. Nuestra adoración debe ser dirigida por el Espíritu Santo, debe ser, por ello, posterior a la experiencia pentecostal llamada "Bautismo en el Espíritu Santo".
Bueno dejemos este breve tratado y comencemos a orar, a alabar en espíritu y verdad y esperemos las bendiciones de ser hijos de Dios.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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