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  Los niños y la tv 20-04-2024 07:54 (UTC)
   
 

Los niños y la televisión

               Psicología Moderna

Alexa Jengich Back

 

No me interesa destacar en este artículo los programas específicos de la televisión por aspectos tales como trayectoria histórica, costos de millones, actores reconocidos o técnicas empleadas, pues ese no es mi campo profesional.

Sin embargo, como psicóloga, no deja de preocuparme el contenido y mensaje que nos hacen llegar algunos programas, como también por los estereotipos que refuerzan.

Creo que desde esta perspectiva, hay muchos que merecen censura como serían algunas fabulas, El Chavo del Ocho, La Isla de Guilligan y, ¿por qué no?, Los Tres Chiflados, que hasta hace poco se pasaba para los niños. Desde un punto de vista psicológico, tienen en común el hacer reír utilizando las características de un personaje tales como su torpeza, su gordura, su fealdad, la pobreza y la locura.

Entonces  me pregunto: ¿cómo enseñarle a un niño que se ve expuesto a este tipo de programas, a no reírse de un compañero de clase que manifieste características similares?, o por otro lado, acaso como adultos ¿haríamos lo mismo si un hijo nuestro no escapa de tal caracterización?

Es cierto que no solo la televisión influye en el comportamiento del niño, pero por todos es conocido cómo tiende a imitar algunos personajes. Esto es peor cuando a la consulta llegan niños con un inadecuado concepto de sí mismos y les toma mucho tiempo dejar de verse como “los tontos”, “los chiflados”, “los torpes” o “los patitos feos de la familia”.

La educación a distancia se plantea ya este problema y en la actualidad existen fuertes replanteamientos para utilizar tales materiales, pero con fines educativos.

Producir programas aptos para niños tiene un costo muy elevado, que escapa frecuentemente a las posibilidades de un presupuesto gubernamental. Sin embargo, tal vez en una época no muy lejana, por la técnica del video y otros sistemas, podríamos grabar esos mismos programas y utilizarlos en las clases, con el fin de promover que el niño se convierta en un crítico de lo que ve.

Como enfaticé en un artículo reciente, los padres de familia pueden jugar un papel muy importante para detener una posible influencia negativa favorecida por tales programas. Esto es, compartiendo con sus hijos lo que les hace reír, llorar o sentirse tan valientes como algunos “héroes” al estilo Hollywood.

El conversar sobre las experiencias del niño, podría evitar que éste asuma la fantasía como una realidad. De lo contrario, no se extrañe si su hijo trata de congraciarse con usted tirándole “un pastel” en su cara, como hacen algunos personajes “cómicos” citados, y… se sentiría defraudado si su respuesta no es la que él esperaba. Así, parece entonces necesario revisar algunas escenas de violencia e irrespeto mostradas en algunos programas para niños, especialmente si vivimos en un país que busca vivir en paz.

Para ello, habrá que empezar por nuestras propias casas. Además, impulsando un sentido de humor que no dañe a nadie, o sea, aprender a reír “con los demás” y no “de los demás”.



[1] Periódico LA NACIÓN. Sección VIVA. Sábado 2 de Junio de 1990. Pág. 2.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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