Casa de Oración De Daniel Flores Perez Zeledon Costa Rica  
 
  Historia Educación Costa Rica 25-04-2024 12:39 (UTC)
   
 
Historia de la educación en Costa Rica
Desde los albores mismos de la Conquista la educación costarricense estuvo ligada inexorablemente a elementos religiosos que dominaban el entorno político del viejo continente. Pese a los errores del pasado liderados por el poder religioso y político, en la simbiosis cesaropapista, que será el ojo del huracán en el Renacimiento, la Ilustración, el Positivismo y la Revolución Francesa, se encuentran sentimientos de acogida favorable y positivos en el ambiente costarricense, donde se generó una nueva cultura que será la responsable de formar la identidad del ser costarricense: un hombre que no se desliga fácilmente de los principios religiosos inculcados.
Los Franciscanos fueron los primeros en tener contacto educativo en las tierras descubiertas, concretamente Costa Rica, donde asumen la enseñanza de las primeras letras, la matemática y la doctrina católica dirigida a criollos y aborígenes. La tarea encomendada no era casual o mal intencionada sino que respondía a una realidad concreta de ese período determinado: eran los más preparados intelectualmente.
La catequización de los indios no comienza inmediatamente después de la Conquista sino que fue tardío. En esa primera catequización se destaca al sacerdote Diego de Aguilar cuando acompañó a Gil González Dávila por la Costa del Pacífico en 1522 y 1523. Esas primeras catequizaciones fueron el impacto pacífico del nuevo inquilino en tierras aborígenes, que es menester divorciar del trato de los Conquistadores.
Dengo (2001) expresa el rol relevante que jugaron los primeros educadores costarricenses, quienes se destacaron por defender a los indios y tener un trato afable con todos y afirma lo siguiente:
El Padre Estrada Rávago fue el primero que de una manera estable predicara el evangelio en nuestra tierra. Estudió la lengua de los indios y durante los diez años de su gobierno eclesiástico supo granjearse el cariño tanto de los españoles como de los indios, por su espíritu generoso, la dulzura de su índole, llegando unos y otros a mirarle como a su padre. (p. 70)
El tiempo de la Colonia comienza en Costa Rica en 1561 con la fundación de ciudades en el Valle Central. Este período se va a extender hasta 1821, con la Independencia de Costa Rica.
Salazar (2003) describe la realidad en esos primeros tiempos de la educación en costarricense:
La enseñanza elemental en Costa Rica estuvo durante la colonia en manos de sacerdotes principalmente, entre ellos los franciscanos que impartían el Evangelio a nuestros aborígenes y, además, les enseñaban a contar, leer y escribir. De este modo, los sacerdotes catequizaron intensamente: los indios se reunían a las nueve de la mañana y a las tres de la tarde para recibir la instrucción religiosa y moral. (p. 5)
El primer maestro costarricense fue el padre Diego Aguilar. En 1594 dirigió la primera escuela elemental y fungió en ella por más de 40 años.
En el siglo XVII la Corona Española ordenó que se establecieran escuelas en las provincias, lo que incluía a Costa Rica, y se enseñara a los hijos de los colonos la lengua española y la doctrina cristiana.
Durante el siglo XVIII los Ayuntamientos o Municipios de Cartago, San José y Heredia siguieron las disposiciones de las Leyes de Indias y contrataban maestros, que con frecuencia eran sacerdotes católicos, por ser los más ilustrados y parece que utilizaban los templos como escuelas.
Dengo (2001) narra el tipo de enseñanza que se daba en ese tiempo:
El tipo de enseñanza, pues, tenía los rasgos propios del modelo colonial en toda la América hispana, aunque precariamente en nuestro medio: instrucción rudimentaria, limitada a la doctrina cristiana como mayor contenido, el aprendizaje de la lectura y la escritura, “contar”, o sea,numeración y cálculo aritmético elemental. (p. 74)
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX la enseñanza se limitaba a lo más elemental, y no existía el nivel de secundaria ni mucho menos la superior. Los jóvenes costarricenses que aspiraban proseguir estudios estudió en León, Nicaragua, en el Colegio de San Ramón, de esa ciudad y muchos continuaron en la Universidad de San Carlos Borromeo de Guatemala.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de Cádiz, 1812,jugaron un papel importante en la educación costarricense. Costa Rica fue representada por el Pbro. y Dr. Florencio del Castillo, defensor del derecho de los indios y ejerció como presidente en dichas cortes. Aunque esta Constitución recibió la influencia de la Ilustración,venida fundamentalmente de la Revolución Francesa y de la Constitución Francesa de 1791, inspirada en el pensamiento ilustrado y liberal, en uno de sus artículo sobre la educación no deja por fuera el elemento religioso, así lo rescata Dengo (2001) cuando cita la Constitución de Cádiz de 1812:
En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras en las que se enseñará a los niños a leer, escribir, contar y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una breve exposición de las obligaciones civiles. (p. 76)
Como fruto de la Constitución de Cádiz surge la Casa de Enseñanza de Santo Tomás en 1814 impartiéndose cátedras de Filosofía, Sagrados Cánones, Teología Moral y otras.
En 1823 Costa Rica tuvo dos estatutos políticos en los cuales estableció la obligación del gobierno de velar por el fomento de la Instrucción pública y en 1824 la Constitución Federal otorgó al Poder Legislativo de cada Estado la responsabilidad de dirigir la enseñanza. En 1825 se aprueba la Constitución del Estado Costarricense, la Ley Fundamental del Estado, que le confía a éste esa obligación.
La educación costarricense desde sus inicios ha tenido una gran connotación de tipo social que la ha caracterizado. Al respecto, Fernández (1997) acota con respecto ese carácter social de la educación:
Las raíces históricas le dan a nuestra educación una función social, orientándolo como un agente de libertad y progreso. Con ese espíritu, entre las primeras disposiciones gubernamentales, en 1824, se establece el carácter municipal de las escuelas. (p. 15)
En 1828 se delega la responsabilidad de la educación costarricense a las Municipalidades. A ellos les correspondió la supervisión de la enseñanza y la asignación de fondos para ella. Eran los encargados de evaluar, titular y nombrar al personal docente. Al respecto Dengo (2001) acota “la muy posiblemente escasa preparación de los miembros de los Municipios, hacía que la educación no pudiera avanzar” (p. 85).
Aunque en diversas etapas de la historia universal la religión ha marcado negativamente el papel protagónico de las mujeres, es el cristianismo, entre las diversas creencias orientales la que ha buscado reivindicar el papel de la misma en la sociedad. De alguna manera, aunque la Revolución Francesa es el gran influenciador directo del rol femenino en la sociedad, también el cristianismo ha contribuido con la formación del carácter del ser costarricense que no se opuso a este ideal fundamental,
El rol de educar a la mujer costarricense comienza temprano en el nuevo país independiente, aunque la igualdad todavía no se supera. Salazar (2003) afirma al respecto “A partir de 1833, se empieza a dar instrucción formal a la mujer” (p. 21).
La educación femenina era muy desigual pero muy ligada al elemento religioso, así lo expresa Salazar (2003):
La enseñanza era exclusiva para varones hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se integró parcialmente a la mujer. La educación de la mujer no fue formal; aprendían catecismo, las horas de oficio de la Virgen, costura, bordado y todos los oficios domésticos. La mayor parte de las mujeres se casaban entre los doce y los dieciséis años, con el fin de lograr un ambiente cristiano y hogareño. (p.
Francisco María Oreamuno, en 1838 hizo ver por primera vez el grave problema del analfabetismo de la mujer, lo que permitió que en 1840, los intelectuales proclamaran el derecho de la mujer a la educación como medio para mejorar su condición y lograr el progreso de la sociedad en general.
Durante la segunda administración de Braulio Carrillo, éste gobernante procedió a poner la educación bajo la autoridad del Poder Ejecutivo, lo cual incluía en 1841 la Ley de Bases y Garantías, por cuyas disposiciones se suspendió a las municipalidades y se instituyó un Jefe Político Superior en cada departamento. A la caída de Carrillo entre 1842 y 1843 se volvió al restablecimiento de las Municipalidades.
Fue con la Constitución de 1844 que se estableció un capítulo dedicado a la educación pública. Se declaró que la educación es un derecho de los costarricenses y el Estado la garantiza en todos los conceptos por medio de disposiciones legales. Además que es un deber sagrado del gobierno poner todos los medios que estén a su alcance para ilustrar al pueblo.
En la Constitución de 1847 se mantuvo el capítulo sobre la educación igual, pero además estableció, por vez primera, la instrucción pública de hombres y mujeres uniforme en todo el Estado. En este año se crea la cartera de instrucción pública y se declara la gratuidad de las escuelas de primeras letras.
En este año, 1847, se reconoce oficialmente el derecho a la educación de la mujer al emitirse el decreto no. 14 de creación del Liceo de Niñas bajo la administración del doctor José María Castro Madriz, el 19 de mayo de 1847.
No fue sino hasta 1849 cuando funcionó el Liceo de Niñas bajo la dirección de María Arguedas de Ribaro. Al respecto Salazar (2003) escribe:
El Liceo contó con 40 niñas; en un principio albergó sólo a seis niñas pobres y fue gratuito. Se le dio carácter de escuela normal, realizó la doble función de formar a la mujer en los primeros rudimentos de la educación, a la vez que la preparaba para ser maestra para el servicio de la enseñanza primaria. (p. 23)
La Escuela Normal de Niñas funcionó en la capital hasta 1856, pero en 1849 se obligó también a la creación de escuelas de mujeres en las cabeceras de provincias. Las escuelas pasan a ser regidas por el Consejo de Instrucción Pública.
En 1851 solo habían dos escuelas para niñas: una en Cartago con 42 niñas y el Liceo de Niñas de San José con 54 alumnas, para un total de 96 alumnas. En 1853 salieron las primeras mujeres capacitadas en la función docente, y los liceos de niñas se establecieron en provincias.
En 1856 se suspende el Liceo de Niños, probablemente por la Campaña Nacional, pero después que pasó la guerra, el 21 de enero de 1858, el presidente Juan Rafael Mora Porras reestableció el Liceo Central de Niñas en la capital
Salazar (2003) acota que “La Constitución de 1869 estableció el principio, finalmente, que la enseñanza primaria de ambos sexos es obligante, gratuita y costeada por la nación” (p. 20). En esta Constitución de 1869 se establecen las bases de la enseñanza privada, y la dirección de la educación a cargo de las Municipalidades y la inspección al gobierno.
A finales de 1869 se emitió el Reglamento de Instrucción Pública en el cual se estipuló que el Poder Ejecutivo asume la enseñanza, por medio de la Secretaría de Instrucción Pública, pero se mantuvo la inspección de las escuelas a cargo de las Municipalidades.
La Constitución de 1871 mantiene el principio de gratuidad de la enseñanza. Además el gobierno imperante permite el ingreso al país de las primeras órdenes religiosas para la educación de la mujer y de los jesuitas.
En 1884 las leyes liberales impiden el ingreso al país de órdenes religiosas que pudieran instalar instituciones educativas.
Don Mauro Fernández, a principios de su gestión, en agosto de 1885, presentó su primera Memoria de Instrucción Pública ante el Congreso, en la que hizo una especie de diagnóstico de la educación costarricense, que para él era pésima. Entre los aspectos que criticó estaba el papel de las Municipalidades, es decir la descentralización de la educación.
El año en que se planificó la Reforma, 1885, se prepararon las dos leyes básicas. La primera es La Ley Fundamental de Instrucción Pública que centraliza la educación en el Estado, correspondiéndole al Ministerio de Instrucción Pública su dirección e inspección y se restableció la figura del Consejo de Instrucción Pública.
La segunda fue la Ley General de Educación Común, aprobada por el Congreso el 26 de febrero de 1886. Su reglamento definió todo lo relativo a la enseñanza primaria y a la división territorial del país en materia educativa. El Plan de Estudios que establecía esta ley suprimió las asignaturas de Religión e Historia Sagrada.
Los padres de familia reaccionaron contra esa ley antireligiosa y muchos dejaron de enviar sus hijos a la escuela. La actitud de los padres recibió los frutos deseados en 1890 cuando el gobierno restituye de nuevo la enseñanza religiosa en los centros educativos. Dengo (2001) resume esta situación de la siguiente manera:
Esta situación varía drásticamente después de 1890, año en el cual se restituye la enseñanza religiosa en las escuelas públicas del país. Tal situación queda reflejada en la matrícula escolar, la cual pasa de 12618 alumnos en 1890 a 15805 en 1891. A partir de entonces, el número de educandos mantiene un ritmo estable de crecimiento. (pp. 108-109)
En 1895 se establecieron las escuelas primarias de primer, segundo o tercer orden. En las de primer orden se contempla la instrucción religiosa, igual que la de segundo orden.
En la Administración de don Rafael Iglesias (1894-1902) se experimentó una grave crisis económica, por la caída internacional de los precios del café, que afectó el estado de la educación: cerrar escuelas, suprimir empleos (de 935 educadores sólo quedaron 688 en 1902) y reducir salarios.
En estos primeros años del siglo XX se destaca el papel exitoso de la maestra en la enseñanza. Efectivamente el Inspector General de Enseñanza, don Buenaventura Corrales en la Memoria de Instrucción Pública de 1901 elogia el rol femenino como educadora con respecto al varón.
Al respecto Dengo (2001) rescata esas expresiones elogiosas del otrora Inspector General de Enseñanza sobre la mujer educadora de la siguiente manera:
Las mujeres han entrado en esta evolución con más soltura y desembarazo que los hombres… Hay en la mujer cierta plasticidad nativa, cierta docilidad genial para plegarse y adaptarse a las exigencias de la enseñanza, que no existen en el hombre. (p. 130)
También menciona Buenaventura Corrales en el citado documento el principio de la educación integral del niño, originaria de la pedagogía de Pestalozzi, que basó su corriente metodológica en concebir la naturaleza humana como una unidad, que comprende todas las facultades y aptitudes psicológicas del niño, combatiendo el incompleto intelectualismo.
Dengo (2001) rescata las ideas de educación integral, presentes en el documento mencionado anteriormente y la posición de don Justo Facio, encargado del Ministerio en ese momento con las siguientes palabras:
Como antecedente en su exposición el señor Facio se refiere a la reforma introducida por medio del sistema de inspección, que vino a sustituir la práctica tradicionalista de que los niños tuvieran que presentar exámenes ante jurados, como medio de comprobar los aprendizajes de su primera enseñanza, en los diversos grados. A ese respecto, dice el señor Facio: “Los exámenes, en efecto, cuando no son una farsa, solo permiten medir la cantidad de lo aprendido, y aún esto depende en mucho de circunstancias que inducen a hacer apreciaciones erróneas sobre el niño examinado”. (p. 130)
Por Decreto del 24 de diciembre de 1906 se promulgó el Reglamento Orgánico del Personal Docente de las Escuelas Comunes. El autor fue don Miguel Obregón Lizano. Con los ajustes en el curso del tiempo este Reglamento fue elevado a Ley Orgánica del Personal docente en 1920, siendo Ministro de Educación don Miguel Obregón (1920-1924), y así se mantuvo hasta que entró en ejercicio el Estatuto de Servicio Civil y posteriormente la Ley de Carrera Docente, hoy vigentes. Este Reglamento del Personal Docente es el primer Estatuto de Servicio Civil del Magisterio, o la primera ley de carrera docente con que contó el país. Es por esto que se le llama a don Miguel Obregón el padre de la profesión docente en Costa Rica.
En 1907 don Miguel Obregón introdujo una reforma parcial al régimen de la enseñanza primaria. Postuló una formación más integral (que hasta el momento no se lograba) poniendo énfasis en la educación física y estética, en la instrucción moral, religiosa y política de la niñez.
De 1914a 1915 se da un nuevo intento de reforma educativa. En ese entonces había muchos educadores sin título por lo que la prioridad del gobierno fue fundar la Escuela Normal de Costa Rica en noviembre de 1914. Se recibieron estudiantes de todo el país y luego de graduados se incorporaban al magisterio en sus propias comunidades. El gobierno estableció suficientes becas para atraer estudiantes nuevos. Se introdujo un punto de vista social en la educación, dando gran importancia a los servicios culturales de la escuela en la comunidad y a la relación del programa de la escuela, con los problemas y sucesos de la nación.
En 1940 se da un tipo de gobierno que favorece las ideas integrales en educación, con una gran influencia eclesial católica, claramente superando las ideologías liberales imperantes hasta el momento.
Dengo (2001), aporta esta significativa influencia religiosa:
El grupo que asumió el poder en 1940 representó una ideología política diferente de la liberal, pues estaba imbuido de la corriente social cristiana que había sido traída al panorama de la cultura desde los finales del siglo XIX, expresamente manifestadas por las encíclicas Rerum novarum del Papa León XIII y Quadragesimo Anno del Papa Pío XI, esta emitida en 1931, para conmemorar los 40 años de la anterior. (p. 151)
El Doctor Rafael Ángel Guardia era el principal líder de este nuevo concepto de sociedad y de hombre. Se oponía al “dejar hacer, dejar pasar”, del liberalismo manchesteriano, inspirado en la doctrina social del cristianismo, cargado de valores morales, cívicos, religiosos y sociales. En este contexto, don Rafael Ángel nombra como Ministro de Educación al Lic. Luis Demetrio Tinoco, abogado que compartía sus ideales y que aceptó bajo la condición de la creación de la Universidad de Costa Rica. Posteriormente se promulgó el Código de Educación en 1944, se derogaron leyes liberales de 1884, que impedían el ingreso al país de órdenes religiosas que pudieran instalar instituciones educativas y que impedían a los colegios particulares existentes conferir el título de bachillerato. Se facilitó el establecimiento de colegios particulares de tipo religioso. Se emitió una ley restableciendo la enseñanza de la religión católica en escuelas y colegios del país y respetando el derecho de los padres a negarse a que sus hijos la recibieran.
En 1949 se pone en ejecución el nuevo modelo de Estado que la Constitución Política establece, sustentada en principios fundamentales como los derechos y las garantías individuales y sociales, políticos, incluidos los de la mujer se da inicio a un nuevo proceso evolutivo en la historia de Costa Rica.
En 1957, año importante para la educación se emitió la Ley Fundamental de Educación de inspiración ideológica en la democracia social y un aliento humanístico relativo a la transmisión de la cultura y al cultivo de los valores cristianos
En la Administración de José Joaquín Trejos (1966-1970), siendo Ministro de Educación el Lic. Víctor Brenes impulsó la enseñanza religiosa y la educación sexual en los programas de enseñanza media.
Para la década del 70 se comienza a gestar en Costa Rica una serie de problemas complejos propios del momento histórico en que se vive. Al respecto Dengo (2001) lo resume de la siguiente manera:
Procesos de profundo cambio sociocultural se efectúan en el país en este período, infortunadamente negativos y muchos de ellos producto de la globalización de la sociedad mundial y de la situación económica: aumento de la pobreza; fuerte incidencia de patologías sociales, como la drogadicción y la delincuencia; crisis de valores que se muestra en la escalada de la corrupción en todos los niveles sociales, con marcada tendencia al materialismo y al hedonismo. (p. 172)
En la Administración de 1982-1986, siendo presidente Luis Alberto Monge y Ministro de Educación, Eugenio Rodríguez Vega, se avanzó en los lineamientos de la administración anterior en el campo cualitativo, al concretarse nuevos conceptos y prácticas sobre el currículo. La política educativa giró alrededor del mejoramiento cualitativo centrado en dos ejes principales: el desarrollo del currículo y la elaboración de libros de texto. Se dio importancia al programa que se denominó Mejoramiento Cualitativo de la Educación. Se diseñaron 22 proyectos de acción educativa, como el de ejes curriculares y el de Elaboración de Libros de Texto. El proyecto de ejes curriculares introdujo el nuevo concepto de currículo sustentado en la cultura, haciéndolo girar alrededor de esos ejes; los que se seleccionaron para el mejoramiento cualitativo de la educación fueron los valores, el hombre, familia y sociedad y la naturaleza, trabajo y producción.
Dengo (2001) acota al respecto:
En cuanto al eje de valores, se formularon objetivos tales como: promover, rescatar y acentuar la formación de actitudes personales para el logro de valores de acuerdo con la idiosincrasia del costarricense; en ese sentido, fundamentar estrategias curriculares que orienten la consecución de actitudes que fomenten y acentúen esos valores, dándoles el vigor que requiere el dinamismo de la sociedad actual. (p. 197)
En la Administración 1990-1994 del presidente Rafael Ángel Calderón Fournier, siendo Ministro de Educación Marvin Herrera Araya, con base en la corriente social cristiana, la política educativa ministerial se centró en definir seis áreas prioritarias: valores, Educación Para la Vivencia de la democracia, Calidad Integral de la Educación, Educación Ecológica, Científica y Tecnológica, Oportunidades Educativas y Culturales, Eficiencia Administrativa y Racionalidad de recursos. El 16 de octubre de 1990 se aprobó la Política Educativa Curricular.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Dengo, M. E. (2001). Educación Costarricense. San José: EUNED.
Salazar, J. M. (2003). Historia de la Educación Costarricense. San José: EUNED.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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